Marcelle descubre que su padre estuvo años y años en la cárcel tras confesar un crimen que no había cometido. La joven quiere rehabilitar a su padre, que vive resignado y avergonzado desde entonces. Se dirige hacia el lugar de los hechos donde se encuentra con una conjura de silencio, pero también con algunas personas dispuestas a contribuir al esclarecimiento de las circunstancias del trágico suceso.