Este libro pretende que el lector se meta en la piel de los marinos que cruzaban el océano Atlántico en los años gloriosos de la marina a vela. En el podrá comprobar como aquellos barcos, que eran las máquinas más complejas de su tiempo, eran lugares de duro trabajo, pero también sitios donde comer, jugar a los naipes o cantar romances, en suma, espacios de vida, pero también de muerte. En fin, conocerá como los marinos veían el mundo y lo llenaban con sus rezos y supersticiones y como la gente de tierra los contemplaba a ellos con una mezcla de curiosidad y desdén.