¿Es posible alejarse por completo del mundo, abandonar la ciudad y la vida cotidiana para instalarse en la otra punta del planeta? Ese fue el desafío que se autoimpuso Sylvain Tesson. De febrero a julio de 2010, el escritor eligió vivir el final del invierno y parte del verano en Siberia. Solo, en una cabaña a orillas del lago Baikal, se sumió en el silencio y optó por vivir despacio, rodeado de libros, vodka y recuerdos. Sin alterar la naturaleza pero integrándose con ella en una introspección a largo plazo, Tesson caminó, exploró, pescó, patinó sobre el lago helado y aceptó la hospitalidad de sus escasos vecinos. El autor relató esta ascesis de seis meses lejos de Francia en su célebre libro La vida simple. Con un dibujo sutil y generoso en color, Virgile Dureuil nos ofrece su adaptación al cómic.