Phileas Fogg era un rico caballero inglés metódico y sedentario, y precisamente por eso le caía tan bien a Passepartout, su nuevo mayordomo. Tras una vida agitada, en la que había sido músico ambulante, domador en un circo, equilibrista y hasta bombero, lo único que quería Passepartout era un trabajo tranquilo. Pero Phileas Fogg tenía un defecto: le gustaban las apuestas.