Marianela, una muchacha que ha crecido en un estado semisalvaje marcado por el desamparo y la pobreza, se enamora del joven ciego, atractivo e inteligente, al que sirve de guía. Al hilo del tema de los amores contrariados, Galdós defiende la importancia de la educación para evitar situaciones tan desoladoras como las de la protagonista y denuncia ciertas lacras sociales: las condiciones de trabajo en las minas, la mezquindad de la vida campesina, la hipocresía de la caridad convencional…