En la diferenciación «analíticos» y «continentales» se encuentran en juego dos modos diferentes de concebir la praxis filosófica: una «filosofía científica», fundada sobre la lógica, sobre los resultados de las ciencias naturales y exactas, y una filosofía de orientación «humanista», que considera determinante la historia y piensa la lógica como «arte del logos» o «disciplina del concepto», más que como cálculo o computación. Entendida de esta manera, la antítesis entre analíticos y continentales reproduce en el interior de la filosofía la antítesis entre cultura científica y cultura humanística, una turbulencia interior de la cual la filosofía no se ha podido nunca liberar del todo.
La pareja analíticos-continentales se convierte en este libro en el punto de arranque de una «hipótesis de trabajo» que pretende establecer un diálogo nunca antes planteado entre las dos tradiciones que dominan el panorama filosófico contemporáneo, una tradición de pensamiento que se contrapone también con una expresión geográfica: la filosofía analítica o anglosajona y la filosofía continental o europea. En el trasfondo inevitable de una investigación que persigue entender lo que sucede, lo que ha acontecido y lo que ocurrirá en el ámbito de la filosofía, este libro pretende ser una «guía» de lo que la filosofía ha pensado de sí misma, de sus propias tareas y de su propio destino en los últimos treinta años.