La coyuntura más crítica de la España contemporánea fueron las 72 horas transcurridas entre la tarde del 17 de julio y la del 20 de julio de 1936. En ese breve lapso de tiempo, una situación de paz ?por conflictiva que fuese- dio paso a una Guerra Civil de casi tres años, que alteró de forma duradera el destino de 25 millones de españoles, así como el de las generaciones posteriores. El hecho crucial de esos días fue que la rebelión de la mayor parte del Ejército y la Armada, con sus apoyos civiles, comenzó al margen de los planes del Director de la conspiración, el general Emilio Mola, así como del jefe militar que debía iniciar el movimiento: el general Francisco Franco. Este último tenía previsto declarar el estado de guerra en la zona española del Protectorado de Marruecos entre el 20 y el 21 de julio, pero la delación de un infiltrado en la Falange melillense precipitó al menos en tres días el golpe de Estado.