Tres pequeños amigos -un oso, una liebre y un gusano- celebran su primera noche juntos en casa de uno de ellos. Dormir
en un lugar ajeno al propio hogar, ir a un campamento o participar en una actividad que rompe la rutina familiar son aventuras
que a muchas niñas y niños les hace ilusión experimentar:
les proporciona una sensación de autonomía y madurez,
les estimula en el ejercicio de la responsabilidad ante lo nuevo
o lo desconocido y les ayuda en el difícil proceso de socialización. Eso les ocurre a los protagonistas de “Bromas en la oscuridad”.