Laura Jazmín Gulí nos introduce en el arte de constelar y nos habla de las constelaciones como una alternativa terapéutica. Cada ser humano -expresa la autora- nace a partir de un encuentro biológico entre un hombre y una mujer. Desde el comienzo de la vida, la persona pertenece a un grupo establecido. Nadie está solo ni permanece aislado, sino que es parte de una red tejida por los ancestros, en la que cada cual ocupa un lugar fijo con relación al pasado, pero dinámico hacia el futuro. Bert Hellinger creó el concepto de constelaciones familiares cuando formuló la idea de que hay un orden implícito en la regulación de las relaciones, comenzando por las familiares y continuando por los tantos círculos de los que formamos parte. Esta visión de la vida nos invita a integrarnos en el Todo, con la vida en su totalidad. De este modo, el mundo es percibido como una unidad viviente en la que todos estamos relacionados. Estamos ante una nueva dimensión de la cura -afirma Laura Jazmín Gulí-, que transmuta la visión materialista en lo que llamamos «espiritual», «trascendente», lo que va más allá de la forma. Para la