Jette es una niña traviesa y muy curiosa. Le gusta la pintura, mirar al cielo, los animalitos, jugar… Su hermano pequeño, Emil, murió hace un año y ella, enfadada, pinta nubes negras, aunque también recuerda los buenos momentos que vivieron juntos. Emil ya no está y Jette no puede dejar de hacerse preguntas sobre el significado de la vida, de la muerte y de lo mucho que aún le queda por vivir.