Cuando el pequeño trol de este cuento intenta construirse una preciosa casita, la casita se empeña en derrumbarse. Cuando le apetece comerse una rica manzana, a la manzana no le da la gana caer del manzano. Y cuando pone a navegar unos barquitos de papel chulísimos, todos se hunden en el río. Como todo le sale fatal, el pequeño trol se enfada un montón… ¡y se vuelve tan gruñón que espanta a sus amigos!