El origen de este libro fue fruto de la necesidad de plasmar la angustia y depresión que me produjo el desdichado accidente de bicicleta, provocado por la aparición súbita de un vehículo a motor mientras bordeaba en embalse de Pedrezuela. Un segundo es el tiempo que transcurre entre la felicidad plena y la amargura más absoluta, es el intervalo que pasa desde que sales volando y aterrizas de nuevo en el suelo, y a sabiendas de que lo que va a acontecer va a revestir gravedad y sufrimiento, eres incapaz de modificar el trágico momento del impacto. Un segundo es nada comparado con un año de recuperación, por eso ese segundo es demoledor, es como una especie de agujero negro que engulle todo lo que precede a ese instante para trasladarte a un submundo lleno de dolor, lamentaciones e incertidumbres. Al dolor y sufrimiento físico se añade irremediablemente el mental, te sientes culpable de lo sucedido, tratas de pensar que todo ha sido un sueño, y el único consuelo es sentirte vivo.
Un centímetro es el espacio que separa mi mano derecha con vías y conexiones, de la mesa donde se encontraba la botella para hacer pis, ese maldito centímetro es insalvable, hasta el extremo de ”tirar la toalla” y dejar que fluya la orina a través del culote, produciendo una sensación de satisfacción, por una parte, e incomodidad y miseria por otra.
Este relato tiene una parte de realismo biográfico, donde expongo pasajes de mi vida, otra parte novelesca con episodios de tragicomedia y una última en la que analizo brevemente la actualidad político y social que estamos viviendo en nuestra querida España.