Como decía el genial Quino, «ser un ser humano es probablemente una enfermedad incurable» «Cada libro de Quino es lo que más se parece a la felicidad: la quinoterapia.»
Gabriel García Márquez «Ser un ser humano es probablemente una enfermedad incurable», decía el genial dibujante argentino Quino. Sin embargo, buscó esa cura incesantemente, con algunas dosis de inocencia para querer cambiar el mundo, una enorme ironía y un humor incomparable, a través de sus viñetas. Quino no consiguió cambiar el mundo, pero no cabe duda que lo mejoró mucho. Humano se nace es una buena muestra de ello: una obra de 1991 en la que repasa situaciones hilarantes que exponen las contradicciones de la naturaleza y la condición humana. Reseñas:
«Los lúcidos mensajes de Quino siguen vigentes por haber combinado con sabiduría la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento. La obra de Quino conlleva un enorme valor educativo y ha sido traducida a numerosos idiomas, lo que revela su dimensión universal. Sus personajes trascienden cualquier geografía, edad y condición social.»
Acta del jurado del Premio Príncipe de Asturias «Seguro que le debo mucho a Quino como humorista gráfico, pero más le debo como persona.»
Liniers «Mirá que cambiaste el mundo con tus dibujitos, ¡eh! Lo mejoraste bastante. No, no alcanzó. Nunca alcanza. No hay témpera blanca que lo corrija. […] ¡Y tus páginas! Filosofía y poesía. Crítica feroz y ternura. Un pibe de ocho años y un viejo sabio en los mismos zapatos.»
Tute «Lo intuíamos. El verdadero Principito era Quino.»
Miguel Rep «Un excepcional testigo de medio siglo de historia, un testigo irónico y lúcido, aunque no se nos proponga en ningún momento como imparcial, porque el autor ha tomado, en su vida y en su obra, abiertamente partido.»
Esther Tusquets «Quino resumió las ganas de reír y de estamparse contra la pared.»
Karina Sainz Borgo, Vozpópuli «Uno de los espíritus más lúcidos, insobornables y creativos de ese género menospreciado que cambia constantemente de nombre: tebeo, cómic, historieta.»
Rafael Narbona, El Cultural