María Antonieta de Austria, reina de Francia y consorte de Luis XVI, ha pasado a la historia como una monarca derrochadora, manipuladora, superficial e insensible a los sufrimientos de su pueblo. De hecho, en la construcción de su figura siempre suele recurrirse a la anécdota en la que, ante la falta generalizada de pan en París, la reina respondió «que coman pasteles», un desplante que habría servido por sí solo para justificar cualquier revuelta social en una época convulsa, construida sobre la desigualdad. Sin embargo, ¿cuánto hay de cierto en este cruel retrato de la última reina de Francia? ¿Fue María Antonieta la víctima de una campaña de desprestigio a cargo de los panfletistas de la Revolución?