No es habitual que los gobernadores civiles recojan por escrito su experiencia al frente del cargo. A lo largo del siglo XX son contados los casos y, desde luego, ninguno de ellos puede compararse con la amplitud y detalle que lo hiciera Antonio Guerola y Peyrolón, gobernador en Barcelona, Huelva, Zamora, Oviedo, Málaga, Cádiz, Sevilla y Granada en la segunda mitad del siglo XIX. Entre los poco más de 2.000 gobernadores nombrados a lo largo del siglo XX (concretamente entre 1900 y 1997) resulta difícil encontrar apenas un puñado de memorias redactadas que recojan -siquiera parcialmente- sus recuerdos al frente de un Gobierno Civil. Y estos escasos ejemplos tienen como rasgo común su heterogeneidad: unos incluyen su trayectoria como gobernador dentro de su conjunto general de vivencias políticas, otros casi no consignan recuerdos de su paso por este tipo de cargos y, algunos -los menos dedican buena parte de las páginas de sus testimonios a su experiencia como figura política máxima en una provincia.
Esta obra pertenece al último grupo al ser una obra enfocada exclusivamente a describir las experiencias del cargo. Se trata de las memorias de José Utrera Molina, destacado político del segundo franquismo que llegó a ser ministro en los últimos gabinetes del Régimen. En su obra autobiográfica («Sin cambiar de bandera», publicada por Planeta en 1989 con una reedición en 2008) se recoge su trayectoria política con una excepción: los casi tres lustros que fue gobernador civil en las provincias de Ciudad Real (1956-1962), Burgos (1962) y, muy especialmente, Sevilla
(1962-1969). Este fragmento de sus memorias como gobernador civil tiene un estilo muy distinto a la de «Sin cambiar de bandera», al abordar no sólo aspectos políticos sino también percepciones personales y un profundo contenido humano. Por todo ello estamos ante una obra no sólo dotada de unidad temática sino, también, de singularidad.