Todos los atardeceres, el joven pescador salía a la mar y arrojaba sus redes al agua. Una tarde, la red era tan pesada que el joven a duras penas podía sacarla. Tiró de ella con todas sus fuerzas y la red subió por fin hasta la superficie del agua. Pero no había ningún pez en ella, solo una sirenita durmiendo profundamente.Adaptación de un cuento de Oscar Wilde basado en La Sirenita de Andersen.